Es el discurso
pronunciado por el general Bolívar al Congreso General de
Venezuela en el acto de instalación, considerado históricamente como una de las acciones mas relevantes del libertador.
El libertador
planteaba, entre otros puntos: sus concepción política en
una forma acabada, reconociendo además la autoridad del congreso.
Igualmente, analizaba el pasado de Venezuela para comprender
la situación que se vivía en 1819. Expone sus ideas en cuanto a la
educación y argumenta lo conveniente del poder central. Asimismo,
establece la orden de los libertadores para recompensar el heroísmo
patrio.
Uno de los aspecto al que dedicó una importancia fundamental, en el proceso de
consolidación de las repúblicas latinoamericanas, fue a la educación. En este
sentido, para él educar era tan importante como libertar. De lo que se
desprende su memorable sentencia: "Moral y luces son los polos de una
República, moral y luces son nuestras primeras necesidades". Después de desarrollar otros tópicos
relacionados con una visión sobre la grandeza y el poderío de la América libre
y unida, cierra Bolívar su discurso con la siguiente exhortación al Congreso:
"Señor, empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías". Tras
esto hizo entrega de un proyecto de Constitución así como del Poder Moral, a
fin de que fueran estudiados por los diputados, añadiendo: "El Congreso de
Venezuela está instalado; en él reside, desde este momento, la Soberanía
Nacional. Mi espada y las de mis ínclitos compañeros de armas están siempre
prontas a sostener su augusta autoridad. ¡Viva el Congreso de Venezuela!".
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